Después del buen sabor de boca dejado por esta prueba el año pasado, este año decidimos participar de nuevo en la V edición del Rallye de regularidad Moucho do Condado. Como viene siendo habitual  el recorrido era secreto, pero este año las condiciones meteorológicas no eran tan adversas. En esta ocasión  la participación fue incluso superior a la de la edición anterior con un total de 138 inscritos. En la gasolinera GEDAS, en la que se daba la salida, los nervios eran frecuentes y la cola para las verificaciones de rigor era de proporciones bíblicas. Todos los equipos, entre los que nos incluimos nosotros, charlábamos afablemente y comparábamos nuestras máquinas antes de la salida. Lo cierto es que a pesar de la exclusividad que da ser el único Rover en la parrilla de salida, nuestro momento de gloria se vio eclipsado por auténticas bellezas con ruedas. Modelos como Mini 850,  Renault 8 , Seat 124,  Seat 128 Sport y sobre todo la majestuosa aparición del Opel GT de José Luis Mosquera González eclipsaban prácticamente la aparición de cualquier vehículo en la parrilla de salida. En lo que respecta a los participantes, la aparición de la familia Vila , padre e hijo con el mismo nombre (Álvaro Vila) y ganadores de la edición del año pasado, era el foco de atención del público.

A la hora marcada, las 17:30 horas se dio la salida al primer participante, Álvaro Vila (Padre e hijo). La ventaja para los primeros en la parrilla era evidente pues salían de día. Nosotros, dado que teníamos el número 117 y que los coches salían con una diferencia de 1 minuto charlábamos amablemente con nuestros amigos del grupo «A Machada Racing«. Cuando las últimas luces del día se apagaron y el participante número 100 tomó la salida, nos dirigimos a realizar los preparativos finales para tomar la salida. Ahora si que los nervios comenzaban a hacer mella, sobre todo en mi copiloto. La organización estaba haciendo pero que muy bien su trabajo, salimos exactamente a las 20:23 horas.

La carrera

Ya en la plataforma de salida, el tiempo se detuvo, el reloj marcaba más lento, nos entregaron el libro de ruta y los nervios desaparecieron. Ya solo quedaba lugar para la concentración. Después de los 116 coches que nos precedieron la salida estaba más limpia, gran parte del público ya no se encontraba allí, esto facilitaba  la visión para tomar la salida. Paramos en la primera referencia para poner el cuentakilómetros a cero. Ahora comenzaba la carrera de verdad.

Paulo, mi copiloto, cantaba con precisión las notas. Era admirable la seguridad con la que interpretaba en libro de ruta, la progresión y la mejora que había experimentado en un año eran inenarrables, antes de darme cuenta ya tenía calculados todos los tiempos del primer sector antes de la reagrupación de Fornelos. Al poco tiempo de iniciar el tramo de enlace,  ya habíamos alcanzado al 127 de José Antonio Mera y Daniel Vázquez que nos precedía. Aún no eramos conscientes de la cantidad de veces que nos cruzaríamos con ellos. La verdad es que el 127 no daba para mucho más y es más que un mérito, el simple hecho de participar con un coche como ese.En el primer tramo de enlace ya nos cruzamos con el primer participante parado, ¡ estaba repostando! Los nervios y la falta de experiencia salen caros.

Llegamos a la salida del primer tramo cronometrado con un ligero adelanto, lo que nos obligó a esperar y nos dio tiempo a repasar cálculos y estrategia, menos mal, porque a Paulo se e había colado uno de los tiempos y había que recalcular de nuevo las horas de llegada y salida se cada tramo.

3, 2, 1… ¡¡Ya!! . Comenzó el primer tramo cronometrado, sin nervios, con calma y por un paraje idílico. La carretera era cada vez más bacheada y era difícil  mantener la media de velocidad, la cámara saltaba en el asiento trasero como si de una montaña rusa se tratase. A lo largo del tramo las pendientes pronunciadas de subida y bajada se alternaba. Mi copiloto no dejaba de repetir ¡¡¡Esto va bien, esto va muy bien!!!

Al poco tiempo de carrera y a pesar de seguir escrupulosamente la media de velocidad nos encontramos de nuevo al seat 127 el cual, nos cedía amablemente el paso. El pobre motor del coche de José Antonio Mera se volvía a quedar corto para hacer frente a las cuestas de esta carretera. Las notas se sucedían y los kilómetros iban pasando, hasta que sin darnos cuenta llegamos a la reagrupación de Fornelos.

En la reagrupación de Fornelos esperaba una cantidad de público más que considerable. Allí tuvimos tiempo para un breve ágape (Bueno, 2 magdalenas). Se nos acercó José Antonio Mera para pedirnos disculpas por entorpecernos el paso en varias ocasiones. Las disculpas no eran necesarias, cada cual hace lo que buenamete puede con el coche que tiene.

Tres minutos antes de la salida nos dieron el libro de ruta, nos metimos en el coche y nos ensimismamos en los cálculos que nos llevarían al final del rallye. En este momento es necesario darle las gracias a Adrian Taboada Rodríguez y Francisco Javier Yañez Taboada que nos devolvieron de nuevo a la tierra con el cláxon de su  Renault 8, quedaba menos de 1 minuto para salir. Gracias de verdad, de nos ser por vosotros hubiésemos salido tarde.

La verdad es que la segunda parte de este rallye se nos hizo corta, pero hubo un detalle curioso. En uno de los tramos cronometrados nos cruzamos hasta con 4 coches en poco espacio. Yo no dejaba de preguntarle a mi copiloto.

JG- ¿Paulo vamos bien?

PG- Que si joder que si, tira, tira…

La fe ciega en si mismo y la confianza de mi copiloto nos condujo a hacer uno de los mejores tramos del día. Con esto y sin darnos cuenta llegamos al  final del rallye.

La cena

Con el trabajo hecho, llegamos al restaurante Cuevas para la cena. Los sitios no estaban marcados pero la organización (o gente que decía pertenecer a ella) tenía reservados un buen número de sitios juntos. Lo cierto es que no quedaban muchos sitios libres, eramos el número 117 y como mínimo faltaban 42 comensales. Como la cena había comenzado horas antes (el primer participante llegó casi 2 horas antes que nosotros) Los participantes con los números más altos llegamos a mitad de cena o ya al final. En nuestro caso concreto, lo único que pudimos degustar fueron los restos de una ensalada rusa y un segundo plato de carne asada con una ración más propia de un caniche. A pesar de la ensayada coreografía y de la dedicación de los camareros del restaurante, la ración preparada era muy escasa, llegando hasta el punto que parte de los asistentes llegaron a cantar, al ritmo de himno tribal: ¡¡Queremos comer, queremos comer…!! Una pena que el restaurante Cuevas, a pesar de la profesionalidad de su personal no tuviese un carnicero que lo proveyese de carne para todos, de más de una botella  de cola por cada 20 personas.

En resumen una cena escasa, unos camareros estupendos que campeaban el cabreo de los comensales como podían y una organización de la carrera estupenda.

Resultado.

Justo antes del postre, uno de los miembros de la organización, nos informó de que los timpos ya estaban colgados. Me acerqué a ver los tiempos, «Estaremos sobre el número 50»- pensé para mi. Comienzo a buscarnos en la lista con más calma «¿Terceros?» desvié la vista de la clasificación y volví a fijar mis ojos en el papel, así hasta 3 veces, no me lo creía.

Finalmente os dejo el resultado de la prueba:

Clasificación general:

1º Clasificado:  Marcos Estévez Martínez     –     Alejandro Estévez Martínez          Seat 1430

2º Clasificado:   Marcial Peña Pérez             –     José Luis Pérez Pérez                   Opel Vectra

3º Clasificado:  Jonathan Gándara Alonso    –     Paulo Guillén Rodríguez               Rover 216

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1º Clasificado Históricos: Marcos Estévez Martínez     –     Alejandro Estévez Martínez          Seat 1430

 

 

Descargar la lista completa con penalizaciones

Os dejo el vídeo y las fotos del V Rallye Moucho do Condado 2011

httpvh://www.youtube.com/watch?v=LEOIOE-NbyM&feature=feedlik

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